Alan, estadounidense de 41 años, se casó con su primera mujer en 2001. Ocho años después se dieron cuenta de que la cosa no iba a funcionar y él se fue de casa, sin pedir el divorcio, eso sí,no sabemos si porque confiaban en una reconciliación o porque la vida está muy cara como para divorciarse.
En diciembre del 2011 cambió su apellido, Fulk, por O’Neill (quizás para parecer irlandés) y se casó con su segunda esposa. “¿Qué pasó entonces?” Preguntaréis. Pues bueno, lo que pasó es que Alan agregó a su nueva mujer a Facebook sin borrar a la anterior y entonces la red social, que no entiende de sentimientos, creyó oportuno que ambas mujeres se conectaran y sugirió a la segunda como “persona que quizás conozcas” a la primera.
La cara que pondría la primera mujer de Alan cuando vio a su marido trajeado y con un pastel de boda en la imagen de perfil de su nueva esposa.
Vigilar con las redes sociales, fotos, fiestas, trabajo, comentarios, gente agregada, privacidad,...
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